El Advenimiento de lo Real // La vida reducida a la infección
Santiago DeusExiste una doble vía para pensar la política del síntoma en el campo del psicoanálisis.
Primero, el psicoanalista apunta al síntoma en tanto eso habla, residencia de una palabra que precisa ser desplegada-explicitada en un análisis. Ámbito de la interpretación, la que apunta al goce fálico parasitario del síntoma para estrecharlo y amasarlo (Lacan, 1974a). Por el desciframiento se llega a la cifra del sujeto, de ese modo amansar lo real del síntoma y ganarle terreno al goce fálico. La operación en tanto analistas, dice Lacan (1975-1976) en el Seminario El Sinthome, es de corte y empalme en el nudo del sujeto. Corte y empalme entre simbólico e imaginario para obtener un sentido y también entre lo real parásito del goce y el síntoma para volver un goce posible, diferente al anterior. Tal es el resultado de nuestra operación.
En segundo lugar, pero al mismo tiempo, el psicoanalista viene de lo real como un síntoma para enfrentar un goce desbocado e irrefrenable. Producto de la carrera imparable hacia tal goce. Su función y misión es resistir e impedir que las cosas anden satisfactoriamente para el amo, aquel que empuja imperativamente a más goce. En el seminario 20 Lacan ubica que el superyó es el imperativo del goce: ¡Goza! En ese punto el analista restituye la dimensión de lo imposible.
Es en el contexto del Seminario 22: R.S.I., que Lacan (1974-1975) formula que el síntoma es uno de los nombres del padre, es decir que es agente de la castración como también tiene función de anudamiento. Retomando así el hilo abierto por Freud de considerar al síntoma como formación de compromiso, ya que es tanto cumplimiento de deseo como defensa.
Podemos pensar esta defensa como resistencia, buena resistencia ya que, precisamente, resiste el avance de un goce-real-desbocado.
Si el fin del discurso del amo es que las cosas anden al paso, pues bien lo real es lo que anda mal, lo que se pone en cruz ante la carreta, más aún, lo que no deja nunca de repetirse para estorbar ese andar (Lacan, 1974a). En este planteo el sentido del síntoma es lo real. ¿Qué orientación es esta para los analistas?
El advenimiento de lo real no depende para nada del analista-dice-. “Su misión es hacerle la contra, ya que al fin y al cabo lo real puede muy bien desbocarse, sobre todo desde que tiene el apoyo del discurso científico”.
El psicoanálisis es otra cosa, lo define como un síntoma revelador del malestar en la civilización en que vivimos. Es una práctica que se ocupa de lo que no anda, pretende introducir lo imposible. ¿Lo que no anda? (le pregunta una periodista). “Es este gran hastío, la vida como consecuencia de la carrera hacia el progreso. El miedo, el hombre sufre por no comprender y cae en el pánico, es la neurosis” (Lacan, 1974b).
“El psicoanálisis triunfa cuando despeja el terreno, sale del síntoma, sale de lo real. Es decir cuando alcanza la verdad”. Tanto en lo que el síntoma revela como en lo que el síntoma rebela.
Este real se opone a la vida, vuelve siempre al mismo lugar, Lacan lo compara con un pájaro voraz que se alimenta de sentido, también con el pez globo que se hincha. Los científicos dicen que nada es imposible en lo real. Lo real y lo imposible son antitéticos en este punto.
En el triunfo de la religión, dirá que el psicoanálisis no ha venido en cualquier momento histórico. Surge en torno a cierto paso capital, cierto avance del discurso de la ciencia, entonces dice “Frente a la intrusión de lo real, el analista permanece allí, como un síntoma” (Lacan, 1974c).
Acerca de un Real muy agresivo
En el mismo texto ubica que lo real puede extenderse y la religión estará allí para aplacar los corazones otorgando sentido. “La ciencia introducirá cosas monstruosas en la vida de cada uno (y) las cosas van a devenir menos naturales”.
¿Si lo real deviene suficientemente agresivo? El síntoma no es todavía verdaderamente lo real, dice, “es una manifestación de lo real para nosotros, los seres vivientes. Como tales somos mordidos por el síntoma. Pero a lo real- real, lo verdadero-real sólo podemos acceder por la vía científica, esto es las pequeñas ecuaciones. Hasta el presente no tenemos otro resultado que gadgets, eso nos come, por intermedio de cosas, cosas que son devorantes (la tv, los celulares, etc.). No soy pesimista, habrá un taponamiento con el gadget” (Lacan, 1974c).
Entonces Lacan ubica dos procedencias del síntoma-acontecimiento de lo real. Por un lado, en el afán de prolongar la vida se hacen bacterias demasiado duras y fuertes, las que bien podrían colarse por debajo de la puerta y barrer la superficie del globo, parlêtre incluido.
Por otro lado, para colmar el goce del Otro y alimentar un hambre voraz es que la ciencia procura gadgets, que tienen la potencia para llegar a animar al mismo sujeto e imponérsele por consiguiente.
Un Lacan (1974a) no-apocalíptico concluye: "no lograremos que no sea un síntoma" y también: “habrá un taponamiento del gadget” (Lacan, 1974c). Del mismo modo, precisa Lacan que tanto la angustia como el síntoma son el límite (función-agente de castración) a la tentativa de ciertos discursos por querer colmar el goce del Otro, verdadero estrago de la civilización. Por el contrario, la lectura de Lacan es hacer la contra a ese real, es estorbar ese goce desbocado para situar de otro modo las cuentas con lo imposible (de la no-relación sexual). Si a los psicoanalistas les toca el papel de síntoma, a los científicos, dice Lacan, les toca asumir algún grado de angustia por lo que están manipulando en su carrera devoradora ya que se les puede “ir de las manos”.
En la entrevista en la publicación Panorama, expresa su preocupación en torno a que lo real (esa cosa monstruosa, dice) termine por prender y tomar la delantera. Ubica que la ciencia cuando se sustituye a la religión es más despótica y oscurantista. Dice allí “Parece que les llegó el momento de la angustia. Comienzan a preguntarse qué es lo que podrá ocurrir mañana. ¿Y si fuese demasiado tarde? ¿Y si todo explotase? ¿Y si las bacterias criadas tan amorosamente en los blancos laboratorios se transformasen en enemigos mortales? ¿Y si el mundo, con toda la mierda que lo habita fuese arrasado por una horda de esas bacterias? No soy pesimista. Todas esas bacterias sobrealimentadas alegremente, esparcidas a través del mundo como langostas de la Biblia, significarían el triunfo del hombre. Pero no sucederá, felizmente la ciencia atraviesa su crisis de responsabilidad.” (Lacan, 1974c).
Esta crisis de angustia que les sobreviene por el momento es en el decir de Lacan una suerte de interdicción, al menos provisoria.
“No me incluyo ni entre los alarmistas ni entre los angustiados. Es cierto a nuestro alrededor hay cosas horribles y devoradoras por la que una gran parte de nosotros se deja, y hace fagocitar” (Lacan, 1974c).
¿Qué decir de estos vaticinios de Lacan? Que, sin dudas, acertó en el diagnóstico, pero quizás habría que ajustar el pronóstico…
Veamos el aporte de algunos pensadores contemporáneos que, con eje en los efectos de la pandemia del Covid 19, ubican la necesidad de un frenado, resistencia o barrera contra la carrera desenfrenada hacia el supuesto progreso.
Bifo Berardi (2020) coincide en algunas de estas cuestiones. Dice que lo que es preciso contener y erradicar no es sólo el virus que desencadena reacciones en algunos casos extremadamente dolorosas y a veces letales. Lo que es necesario erradicar es también la contaminación sistemática del medio ambiente, el estrés de la competencia económica y la hiperestimulación electrónica. Y esto, dice, no lo harán los médicos y no lo hará una vacuna. Tenemos que hacerlo nosotros, con la lucha. Postula que es necesario prepararnos para un largo período de inestabilidad y de resistencia y es necesario hacerlo de inmediato. Resistencia querrá decir creación de espacios de autodefensa para la supervivencia, de producción de lo indispensable, de afecto y de solidaridad.
Bruno Latour (2020) ubica la necesidad de ser-crear interruptores de la globalización, de generar gestos-barrera y de una disolución pixel a pixel de la producción desbocada. Dice que el momento de hacer el inventario anual es ahora. A la petición del sentido común: “Reactivemos lo más rápidamente posible la producción”; hay que responder con un grito: “¡Ni se nos ocurra!”. Lo último que debemos hacer es retomar de manera idéntica todo lo que hacíamos antes.
Propone que si comenzamos, cada uno por nuestra cuenta, a plantearnos preguntas sobre todos los aspectos de nuestro sistema de producción, nos convertimos en eficaces interruptores de globalización –tan eficaces, los millones que somos, como el famoso coronavirus en esa manera tan suya de globalizar el planeta.
Cada uno de nosotros se pone a imaginar gestos barrera no solamente contra el virus, sino, sobre todo, contra cada elemento de un modo de producción del que no deseamos el retorno. Ubica que se trata de poner en cuestión cada una de las conexiones que se decían indispensables y demostrar paso a paso aquello que es deseable y lo que ha dejado de serlo.
Ignacio Ramonet (2020) postula que la única lucecita de esperanza es que, con el planeta en modo pausa, el medio ambiente ha tenido un respiro. El aire es más transparente, la vegetación más expansiva, la vida animal más libre.
Entonces grafica que el ultimátum a la Tierra que nos lanza el coronavirus es también una desesperada alerta final en nuestra suicida ruta hacia el cambio climático: «¡Ojo! Próxima parada: colapso». Lo que está realmente en causa, dice, es el modelo de producción que lleva decenios saqueando la naturaleza y modificando el clima. Desde hace lustros, los militantes ecologistas vienen advirtiendo que la destrucción humana de la biodiversidad está creando las condiciones objetivas para que nuevos virus y nuevas enfermedades aparezcan.
¿Qué puede esperarse de un analista?
“De aquel (que hizo el paso a psicoanalista) ya no se espera una mirada, pero se ve devenir una voz” (Proposición del 9 de Octubre).
Su acto, el del analista, es restaurar la dimensión de lo imposible, allí donde el goce devorador no es otro que el de anhelar que todo es posible, que el de imponer el Todo. Este goce se opone a la vida y deja al sujeto en la miseria neurótica de un goce parasitario. De este modo, dice Lacan, buscamos distraer el hambre, obturar la falta de relación, nos hacemos devorar por objetos-cosas-gadgets, y a la larga, todo queda devorado.
Frente a esto, la irrupción del analista se explaya en el ámbito de la no relación sexual, está en el lugar mismo de la falta, expresa el no-todo como apuesta a una vida cuyo surco litoraliza con lo imposible. Y en la relectura de la letra podrá recrear con el objeto la restauración de la falta. Es en el ejercicio de una abstinencia que apuntala su acto, promoviendo, en ese sentido, la apertura de otro-goce (femenino), el que implica el hábitat mismo de una falta.
Hacia el final del texto Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje en
Psicoanálisis Lacan (1953) parece ubicar qué puede esperarse de aquel que
llega a la terminación de un análisis. Sobre todo, qué puede esperarse de un
analista que advenga como tal. Allí dice que:
-el sujeto realiza su soledad en la ambigüedad de su deseo inmediato, en la
asunción de su ser-para-la-muerte (podemos leer allí castración);
-que el sujeto encuentra cómo realizar su satisfacción con la de aquellos con
los que se asocia en la realización de una obra (humana);
-y también articula una ética de no renuncia. Así como en sus comienzos
Lacan postulaba un no retroceder ante las psicosis, aquí hace mención a saber
unir a su horizonte la subjetividad de la época. También en el seminario del
fantasma insta a mirar al goce de frente, a la cara. Y en el acto analítico
propone para el analista un no retroceder ante su acto, el acto analítico.
Volviendo a función y campo, aquí se trata de saber unir, de saber
interpretar y de no dejarse arrastrar, siempre en torno a la época y su
subjetividad. Lacan, entonces, dice:
-que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de la época.
-que conozca bien la espira a la que su época lo arrastra (en la obra continuada
de Babel).
-y que sepa su función de intérprete en la discordia de los lenguajes (Lacan,
1953).
Manuel: Se trata de un muchacho de unos 30 años que empecé a atender en cuarentena. Su problema era con las mujeres; confusión frente a su deseo e impotencia fálica eran sus síntomas. En plena cuarentena conoce una chica que, según él, reunía todas las cualidades: en cuanto al nivel socioeconómico, cultural y en tanto participaba de la misma comunidad religiosa. “Voy por un encuentro, dice, me alquilan un departamento para pasar el día”, “pero estamos en cuarentena”, le dije. “No pasa nada, todo el mundo lo hace”. Estaba tan acelerado que en el encuentro acabó rápido, lo cual lo llenó de inseguridad. A la semana siguiente era un tembladeral: “¿qué pasa que tarda tanto en contestar mis mensajes? ¿Cuántos días te parece que deje pasar para volver a llamarla?, no importa voy por más llamados, más mensajes, y además le dije a ella: ¡no dejes pasar la oportunidad que te la perdes!”. Entonces le dije: sino podés parar un poco este acelere, el que va a perder todo sos vos. Si no parás ahora después no la podes parar.
Se tratará entonces de saber parar y de saber unir, en la realización del sujeto con quienes haya decidido asociarse.
Referencias Bibliográficas
● Barardi, F. (2020). ¡Repartir!: Crónica de la psicodeflación #7. Recuperado en: https://cajanegraeditora.com.ar/blog/repartir-cronica-de-la- psicodeflacion-7-por-franco-bifo-berardi/
● Lacan, J. (1953). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. En: Escritos 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 1985.
● Lacan, J. (1974a). La tercera. En Intervenciones y textos 2. Buenos Aires: Manantial, 1988.
● Lacan, J. (1974b). Entrevista a Jacques Lacan. Realizada por Emilia Granzotto publicada en la revista italiana Panorama (21 de noviembre de 1974) –Inédito– Traducción Juan Bauzá.
● Lacan, J. (1974c).El triunfo de la religión (Precedido de Discurso a los católicos). Buenos Aires: Paidós, 2006.
● Lacan, J. (1974-1975). Seminario 22: R.S.I. Inédito.
● Lacan, J. (1975-1976). Seminario 23: El Sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2006.
● Latour, B. (2020). . Imaginar los gestos-barrera contra la vuelta a la producción anterior a la crisis. En: CTXT: Contexto y Acción. N° 259.
● Ramonet, I. (2020). Coronavirus: La pandemia y el sistema-mundo; Un hecho de efectos totales. Página/12. Recuperado en: https://www.pagina12.com.ar/262989-coronavirus-la- pandemia-y-el-sistema-mundo
Santiago Deus. Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires.