Sobre la banalización del psicoanálisis

(Una reflexión para la parroquia)

Alejandro Montoro

El título general sobre lo que la revista nos invita a reflexionar, “Efectos del neoliberalismo en el sujeto del deseo”, plantea en su texto la hipótesis de que esos efectos efectivamente están y habría que definirlos. Al respecto, me habita una gran cautela, no por desconocer lo que el llamado neoliberalismo produce como efecto en el campo de lo social-colectivo, ni tampoco por desconocer lo que las tramas de cada época habitan en el decir de cada quien y en sus afectaciones. Cautela, en principio, porque habría que definir qué rasgos diferenciales tendría sobre cualquier contexto epocal en la economía subjetiva y, fundamentalmente, porque entiendo que establecer relaciones posibles entre estos campos requiere hacerlo desde la temporalidad, la lógica y la topología propia de nuestro discurso.

Por tanto, limitaré mis reflexiones sobre cuál es nuestro decir en la extensión en un tiempo en que las preguntas que nos acompañan siempre, se encuentran acentuadas.

Estas reflexiones no pretenden aportar ninguna novedad, sólo apuntan, de ser posible, a no dejar escapar el latir de lo que no cesa de no escribirse. Eso que hace a nuestro discurso no reductible a ninguna positividad unificante, a ninguna forma de psicoterapia.

LA BANALIZACIÓN DEL PSICOANÁLISIS

En este tiempo se percibe una cierta ligereza, un cierto apresuramiento - que no es lo mismo que la certidumbre anticipada- en adjetivar de diferentes modos (y en exceso favorablemente) a las escenas de nuestra praxis en las que estamos inmersos, predominando una modalidad descriptiva (con una inevitable deriva universalizante) por sobre las dimensiones lógicas y topológicas en juego. Descripción de cantidades (pacientes, seminarios, encuentros, Jornadas) en la modalidad llamada “virtual” que abren el camino a conclusiones optimistas, como si fuera todo ganancia. Discursos con un inevitable aroma mercantilista, de éxito, y con una deriva hacia la ética del bien.

Ante esto, entiendo que no estamos ni cerca aún de poder leer la dimensión de la pérdida que está en juego y de qué modo estas nuevas formas horadan, cuestionan o confirman las coordenadas centrales de nuestra praxis.

Atravesados por la pandemia y sosteniendo los análisis ligados a las nuevas tecnologías, nos encontramos en debate sobre cómo pensar la presencia del analista, la transferencia, la posición del analista, el dispositivo, entre otras cuestiones, para por último interrogar qué es lo que habilitaría o no a que estas nuevas formas las llamemos tratamiento psicoanalítico.

Esto amerita el mayor esfuerzo para excluir cualquier definición binaria y prêt-á-porter.

Tenemos al alcance de la mano una cuestión que parece simple: cómo definir si determinadas prácticas pueden nominarse tratamiento psicoanalítico sino por sus efectos… pero estamos en una escena que invita a complejizar esto, dado que estamos bailando en otra pista.

Y en esta pista,
¿cómo quedaría ubicada la frase del final del Seminario 14 de Lacan en clase del 21 de junio de 19671 ? “Esto nos deja en la puerta de lo que les invitaré a franquear el año próximo: la de una alcoba donde no ocurre nada, salvo que el acto sexual se presenta allí como forclusión…: es lo que se llama comúnmente el consultorio del analista” (p. 17).

Ya nuestros cuerpos no se encuentran en esa alcoba…

Marie Bardet, Dra. en Filosofía y en Ciencias Sociales, Bailarina y Profesora de baile –quien sostiene que se piensa con el cuerpo y se baila con los conceptos- dice en su libro Pensar con mover: “Decir y sin embargo, al mismo tiempo, decir las apuestas de un pensamiento que capta las contradicciones no para deshacerlas en nombre de un principio, sino para seguir las curvaturas conceptuales de sus tensiones” (2012: 133).

Sigamos esas curvaturas para poner en cuestión los “principios”.

En su libro Investigar en psicoanálisis (2014), Azaretto y Ros siguen los desarrollos del matemático Florencio Gonzalez Asenjo quien sostiene que la concepción conjuntista de la realidad, al considerar a esta última como única y abstracta, es un obstáculo para hacer avanzar las conceptualizaciones… la realidad es concreta en donde una de sus características es el entretejimiento, y que hay una pluralidad de mundos, uno por cada sujeto de experiencia (p. 58).

Para sostener esta lógica alternativa propone sustituir las nociones de pertenencia e inclusión:

La noción lógica de pertenencia establece que un elemento pertenece a un conjunto bien definido, poniendo en juego el axioma de comprensión por el cual se establece la propiedad que define a los elementos del conjunto finito, la cual funciona como criterio demarcatorio (2014: 58).

Este autor propone cambiar la noción de pertenencia por el conectivo presencia.

Entiendo que la noción de presencia contrapuesta a la de pertenencia de una totalidad abre un camino a pensar la presencia de los efectos de un psicoanálisis en los modos en que estamos inmersos, un modo de evitar quedar inadvertidamente inmersos en la querella de los universales.

Eso sería que lo universal está o bien como forma pura al estilo platónico o bien como inmanente a lo sensible al estilo aristotélico… pero está.

En la clase del 3 de marzo del 72 del seminario “…ou pire”, Lacan dice sobre esto:

Es curioso que solo con el discurso analítico sea posible que un universal encuentre, en la existencia de la excepción, su verdadero fundamento, lo que hace que seguramente podamos en todo caso distinguir lo universal fundado así de cualquier uso habitual en la tradición filosófica de dicho universal (p. 17).

El fundamento de esto lo entiendo apoyado en el conocido cuadrángulo de Charles S. Pierce que trabaja centralmente en el seminario de “La Identificación” y en el de “El acto analítico”. Lacan se interesó centralmente en la particular afirmativa y la universal negativa.

El trabajo sobre el cuadrángulo de Pierce rompe con la concepción de la lógica clásica acerca de la relación entre las universales –afirmativa y negativa- y las particulares. El “algunos” de la lógica clásica, la llamada particular mínima, es una parte del todo y aspira al todo, lo consolida. Sostiene la pretensión de totalidad, “algunos porque todos”. El “algunos” de la particular máxima es el que le interesa a Lacan sostenido en el trabajo de Jaques Brunschwig. Ese “algunos” dice que hay más allá. Si algunos poseen una propiedad “no todos” la poseen.

Algunos porque notodos objetan la universalidad del concepto.

El análisis del cuadrángulo permite concluir que las particulares afirmativas y negativas contradicen a las universales, las descompletan. Por otra parte -y en contra de lo que nuestras identificaciones generan-, permite ver que las universales afirmativas y negativas no se oponen por completo, participan de un lugar común, un lugar vacío.

El universal, la totalidad, está descompletada.

Parece imprescindible para pensar en nuestro campo, y específicamente en este tiempo, apoyarse en la particular máxima. Si nos apoyamos en la particular mínima que nos permitiría proteger nuestros conceptos establecidos, rechazamos de hecho el no-todo y, aun en contra de nuestro espíritu, confirmamos los universales.

Así lo dice Le Gaufey en su libro El notodo de Lacan: “Entre el concepto y los individuos que caerían dentro de su órbita, permanece activo el objeto “a” que deriva íntegramente de la particular máxima, no cayendo dentro de ningún concepto y manteniéndose como existencia sin esencia” (2007: 184).

UNA PINCELADA TEMPORAL

Extraigo de un modo arbitrario esta frase de Lacan en “El tiempo lógico…” (Escritos 1) porque en mi lectura define el tempo de nuestra praxis: “Pasado el tiempo para comprender eI momento de concluir es el momento de concluir el tiempo para comprender. Porque de otra manera este tiempo perdería su sentido” (1985: 196).

Leo allí que el momento de concluir es el tiempo de comprender, porque es solo del después que definimos el antes, pero… por esa misma razón, el antes ya no es más un antes.

POR ÚLTIMO

Psicoanálisis y comodidad no son amigos.

Ni la comodidad del living y las eventuales pantuflas, ni la comodidad de no moverse hasta el consultorio, ni la comodidad de las definiciones binarias de lo que es o de lo que no es para confirmar lo que ya sabemos.

Estamos bailando en una pista en la que el límite de la presencia física hace de soporte a otra posibilidad (virtual) de seguir hablando, con la alternativa implícita de que no hay elección.

Resta, para poder leer los efectos en la praxis, tanto en la intensión como en la extensión, lo que devendrá cuando sí haya elección posible.

En el seminario 23 “El sinthoma”, Lacan propone al nudo borromeo como un apoyo al pensamiento: la única posibilidad de escribir la imposibilidad de escribir lo real. Entonces sostengamos a rajatabla lo que no encaja. El punto de encaje del nudo no es un punto que pueda escribirse. No es el punto que se define por la intersección de tres planos, es un punto de opacidad, infranqueable, imposible.

Por esto entiendo que cuestiones tales como presencia del analista, transferencia, intervenciones, hay que pensarlas en contra de los conceptos que tenemos.

Entonces, ¿cuál sería un decir posible que no se banalice?

Un decir que es el de nuestro discurso, agujereado, en fracaso de unicidad, que implique mantener en tensión las curvaturas conceptuales sosteniendo las posibilidades que el límite actual proporciona y atentos a poder leer cuál ha sido la presencia del psicoanálisis en este antes que será como habiendo sido cuando llegue el después.

Notas

1. No se detalla el año por corresponder a una traducción para circulación interna de grupos de estudio realizada por Carlos Ruiz.

Referencias Bibliográficas

● Bardet, M. (2012) Pensar con mover, Un encuentro entre danza y filosofía. Ed. Cactus. Buenos Aires, Argentina.

● Gonzalez Asenjo, F. (1962) El todo y las partes. Estudios de ontología formal. Ed. Martinez de Murguía. Madrid, España.

● Azaretto, C. y Ros, C. (2014) Investigar en psicoanálisis. JCE Ediciones. Buenos Aires, Argentina.

● Lacan, J. (1985) Escritos 1. siglo veintiuno editores. Buenos Aires, Argentina.

● Lacan J. Seminario 14, La lógica del fantasma. Trad. Carlos Ruiz. Impreso exclusivamente para Grupos de Estudio

● Lacan J. Seminario 15, El acto Psicoanalítico. Trad. S. García Espil. Impreso exclusivamente para Discurso Freudiano

● Seminario 19, …o peor. Trad. Chollet.

● Seminario 23, El sinthoma Trad. R. Rodriguez Ponte. Exclusivamente para circulación interna de la EFBA

● Le Gaufey, G. (2007) El notodo de Lacan, Ed. El cuenco de plata. Buenos Aires, Argentina.

Alejandro Montoro. Psicoanalista. AME de la Escuela Freudiana de Buenos Aires.

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